Hace
mucho tiempo que deseaba comenzar una columna pero no sabía bien cómo hacerlo.
Incluso ahora; mientras escribo estas líneas; no estoy segura de que sea la
forma correcta, pero como me di cuenta hasta hace poco: Es un comienzo.
Para ser completamente honesta,
nunca he sido un ejemplo perfecto en lo que se refiere a perseverancia (las fechas entre publicaciones lo certifican). Sufro
de un absoluto y grave trastorno que me impide mantener la atención durante
mucho tiempo en una sola cosa.
Y ustedes dirán: – ¿Esta se pierde por largos periodos de
tiempo y luego vuelve con una historia sobre ella? Aburriiiiiiiiido!!!! Queremos al Ángel, al Tirano o que se amarre
esos dedos! (inserte antorchas y un deseo casi irrefrenable de darle unfollow en toda red social por la que
la siga). Pero es que esto no es algo que hago para con los demás; sino conmigo
misma. Un objetivo que tenía trazado desde hacía tiempo ya y que como mis
historias; había puesto en Modo de Espera.
Así que espero compartir de vez en cuando estos desvaríos mentales (aparte de
mis historias, claro está) del altergo de Marie
K. Matthew a partir de ahora con ustedes, que son las personas que me han
acompañado desde hace unos cuantos años ya.
Y
que comienza así…
Ser escritora es genial…al menos del
blog o de la red implementada para fuera. Al comienzo escribes con la emoción
con que abres cada regalo de navidad (O al menos yo, que casi me vuelvo un reno
de Santa en esas fechas jaja), empiezas una historia y para cuando te das
cuentas tienes seis que son completamente diferentes y que cada una de ellas
tiene un grupo de lectoras/es tan variados como son las mismas en sí. Te
conectas con un personaje; tanto, que podrías jurar que esos mezquinos desconsiderados te hablan
incluso cuando estás en la cama a las 2:34 a.m!!! Y luego te toca que romper
esa conexión para meterte en la mente del otro que también pide ser escrito. Internamente
insultas a tus neuronas y cerebro por ser tan hiperactivos a horas no muy
adecuadas. Después como si fuera poco, entran en juego las terribles, las
odiadas, las muy temidas…”Obligaciones
personales”, que no son otra cosa más que tareas ineludibles que haces de
buen agrado o no (nótese que la segunda suele ser bastante popular en esta
clasificación) y que tienen muchas, muchas, en serio MUCHAS clasificaciones
pero con un gran peso dado por la etiqueta de INELUBIBLE.
Entonces tomas distancia de tu
historia; para lo que según tú son unas vacaciones mentales de un par de días
nada más; y que ilusamente como la escritora amateur que eres, la emoción y
conexión con las tramas no desaparecerá. Para cuando te das cuenta de que han
pasado dos o tres meses, ya tienes el facebook revolucionado, el blog casi que
con montañas de polvo imaginario y un cargo de conciencia por abandonar a tus
hiper-recontra-mega-leales lectoras/es. Y en un ataque de pánico total, haces
lo que cualquier persona con súper poderes haría: Volar lejos!!!
Pero luego, cuando has perdido toda
esperanza de volver a tomar el lápiz de nuevo, solo basta ese momentito donde
algo tan pequeño como una chispita se enciende en tu mente tan rápida y
poderosamente que te empuja hacia el teclado y deja que esos dedos fugitivos
vuelvan a su cauce. Entonces comprendes que no debes de renunciar a una cosa
solo por tener un millar más por hacer, porque siempre habrá algún objetivo
nuevo que perseguir, una aventura nueva que comenzar. Y si esta no fuese tu
pasión; entonces no volverías una y otra vez a donde todo comenzó: A tu
blog y a tus letras.
Hasta la próxima…¡Ciao, bellas!!!