“Vida Nueva”
Edward POV:
Todo había sucedido demasiado rápido —sin contar de por si la
situación bastante embargadora— ¿Qué clase de persona era si resultaba que esa
niña era mía?, bueno de hecho, ¿Con quién coños me había acostado? ¿Una
desalmada sin corazón que se atrevía a dejar a su propia hija totalmente
desprotegida, a la deriva de unos desconocidos?
—¡No es posible que me estés obligando a hacer esto, Isabella!
—¡Bella, Edward! BE – LLA…odio que me llamen Isabella. Además, no
puedes ignorar el parecido que tiene esa criatura contigo; y si como
sospechamos resultas ser su padre no puedes dejarla en un orfanato que se está
cayendo a pedazos ¡Es inhumano!, y en caso que no seas su padre, la habrás
apadrinado hasta que consigan un hogar apto para ella. Velo como tu buena obra
del día. —susurró con impaciencia muy cerca de mí para que Newton y su
trabajadora no pudiesen oírlos.
No podía ignorar el parecido que aquella pequeña—de
mejillas regordetas y sonrosadas, junto con esos ojos color azul - grisáceos y
de labios en forma corazón— tenía conmigo. Era jodidamente impresionante
mirarme en aquél pequeño e inocente espejito, aunque había que acotar que su suave
pelusilla negra no se parecía en nada a mi cabellera castaña dorada. Pero eso
no era una vía de escape precisamente, puesto bien podía haber sido herencia
genética de la madre… Aún así ¿iba a
asumir una paternidad de la que no sabía si era responsable? ¡Mierda!!!
Ahora sí que tendría problemas con Carlisle. Como si los necesitase.
Una cosa era ser el hijo que no lograba estar a las
expectativas de su padre; cosa que les pasa a muchos; y otra muy diferente, y
reverendamente mucho más jodida, es andar dejando hijos botados por allí.
Eso sin mencionar que tenía un maldito océano
pacífico en vez de una simple laguna mental en lo que se trataba a la posible
candidata a madre de la chiquilla. Parecía una trama de un episodio digno del
condenado Dr. Phil*.
La puerta se abrió de nuevo y tanto Mike como Angela
pasaron con la pequeña en brazos cortando mi línea de pensamientos. Ambos
sonreían agradecidos.
¡Y
aquí viene el chaparrón!…
—Muchas gracias, señor Cullen, por apadrinar a la pequeña. Es un acto
muy bondadoso de su parte…—seh…seh…mejor dale
las gracias a Bella por ser una arpía implacable…— Hay un proceso que
conlleva esta responsabilidad de la que está usted haciéndose cargo en este
momento, nos saltaremos la parte en la que debemos de verificar lo pertinente
para que pueda llevarse la pequeña a casa, pero no podemos dejar de atender el
resto de requerimientos legales. Aún así debo de informarle que necesito a otra
persona que avale el compromiso y responsabilidad que usted tendrá. Deberá dar
fe de que se encuentra en condiciones de hacerlo…
—Yo puedo dar fe de eso —se adelantó a decir Bella con una sonrisa en
los labios que parecía decir “a que no te
zafas de esta”.
La corbata comenzaba a asfixiarme, las manos me
traspiraban mientras las abría y cerraba una y otra vez debajo del escritorio
horroroso de metal del año mil novecientos quién sabe cuando. ¿Era solo yo o en
serio comenzaba a faltar el aire en aquella oficina? ¿Iba a ser padre? ¡No no
no!…esa no era la pregunta adecuada. ¿Cómo era posible que fuese a asumir una
responsabilidad de una niña que no sabía si era mía? Me pareció un buen momento
para que existiesen una de aquellas casillas de suicidios que había visto en un
capítulo de Futurama*.
Era una responsabilidad demasiado grande y que ahora
debería llevar absolutamente solo…
Mmm… ¿o no?
—Señor Newton… —dije con una maldad que brotaba por cada poro de mi
cuerpo. ¿Ella quería joderme? Bien. Lo había logrado. Pero debía lidiar con lo
que yo haría. La ataría a mí de forma indirecta, lo que era equivalente a
joderla a ella. ¡Muchas gracias, Dioses paganos de la Venganza! Además su alma
caritativa estaba dispuesta a dar fe de mis “aptitudes paternales”, así que
había llegado el verdadero momento de negociar…—. ¿Podría acaso compartir la
tutoría o apadrinamiento, como lo ha llamado usted?
Bella me miró con cara de pocos amigos al suponer lo
que se vendría, adivinando así mis retorcidas intenciones.
El muy astuto Newton sonrió satisfecho y asintió.
—Claro que sí, señor Cullen. Pero me temo que la otra persona con la
cual comparta esa tutoría deberá presentarse para firmar para que nosotros
hagamos los trámites per…
—¡Oh, no se preocupe! Ella está aquí —señalé a Bella con un gesto,
quien por supuesto sonreía con los dientes entrecerrados tratando patéticamente
de disimular su frustración—. Isabella Swan será quién comparta esta responsabilidad
conmigo. Seremos los padrinos de… ¿cómo se llama la pequeña?
—No lo sabemos —dijo Newton encogido de hombros—. No encontramos siquiera
una nota que dejara ese simple dato. Imaginamos que supondrían que
emprenderíamos una búsqueda de las niñas nacidas en el tiempo relativo al de la
criatura para dar con los padres. Ambos podrán elegirle un nombre. Excelente
estrategia de evasión. —su voz denotaba un amargo desconcierto. Finalmente se
recolocó en su silla como si hubiese pisado la realidad y nos miró a ambos a la
cara con sonrisa de idiota—. Podrían ser ustedes quienes le colocaran un nombre
a la pequeña y cuando aparezca la familia serán ellos los encargados de darle
su nombre legal.
Y luego de muuuuuuuuucho bla bla bla, los bebés son
responsabilidades grandes, si no hacen esto o aquellos pueden ser penados por
más bla bla bla, y una serie de cosas que no me interesaban en los más mínimo,
Isabella y yo firmamos los papeles que nos hacían responsables de la pequeña
cosita carnosa que manoteaba en los brazos de Angela, mientras que esta le
hacía carantoñas tiernas y nos largamos.
A la salida de la oficina Bella ya llevaba a la
pequeña en sus brazos, yo llevaba colgado en un hombro la paliducha pañalera de
color amarillo con pollitos bordados. Combinaba perfectamente con mi traje
Ferragamo…maldito destino que parecía odiarme, pero al menos no haría esto
solo.
Cuando estábamos en el carro, saliendo de las
instalaciones del orfanato Bella aprovechó para soltarme la descarga que estaba
esperando:
—¿Por qué diablos me metiste en este paquete a mí?
—¿Por qué lo hiciste tú conmigo? —pregunté en vez de responderle, cosa
que le enfureció.
—¡Porque la niña se parece demasiado a ti! No puedes ignorar las semejanzas… —dijo indignada.
—Y no lo hago, pero no puedes achacarme una paternidad solo porque la
pequeña se parezca a mí. Si nos basamos en eso solamente, entonces soy el
posible padre de quien sabe cuántos miles de bebés en el mundo. Y eso no hará
felices a muchos esposos.
Bella entrecerró los ojos con frustración mientras
apretaba a la pequeña contra ella.
—Estoy hablando en serio. —dijo.
—Yo también —metí una de mis manos entre mis cabellos con impotencia—.
¿Acaso crees que yo estoy muy tranquilo? Debo enfrentarme en unos momentos al
“gran y perfectísimo” Carlisle Cullen con una pequeña de la cual no sé si soy
padre, pero que se parece demasiado a mí como para ignorarlo ¿no se te hace
patético? Porque yo pienso que en una escala del uno al diez, yo llego
tranquilamente al doce, ¡Soy un desastre!
Comencé a respirar desaforadamente mientras que
Bella me miraba con cierto pesar en sus ojos, cosa que me irritó aún más.
—¡No me tengas…lástima! —me aflojé la corbata lo máximo que pude con
desespero. Comencé a jadear sin control a la vez que no lograba llevar aire a
mis pulmones con la suficiente rapidez.
Bajé la ventanilla del vehículo en el que íbamos con
la esperanza de recibir algo de oxígeno del exterior…pero nada.
—¿Edward? —escuchaba a Bella a mi lado pero ya no tenía certeza alguna
de en donde me encontraba. Solo sabía que me estaba asfixiando—. ¡Detén el
auto, por favor!
—¡No…puedo…res…pirar…! —grazné débilmente mientras el chofer frenaba
en seco el auto. ¡Aire necesitaba urgentemente aire!
Sentí una mano en mi nuca que me empujaba hacia
delante.
—Trata de agachar lo más que puedas tu cabeza. Así…muy bien, Edward,
respira. Vamos, cálmate.
Sorprendentemente La actitud de Bella era tranquila,
lo que me ayudó a recuperar más rápido el sosiego y más importante aún; el
oxígeno.
—Muy bien, Edward. Muy bien. Inhala y exhala…—sus dedos se
introdujeron en mi cabeza, acariciando mi cuello cabelludo. Casi ronroneé. Me
mantuve un poco más de lo necesario sobre mis piernas por lo placenteras que me
resultaban sus caricias. Pero un llanto repentino hizo que ambos nos
alejásemos.
La bebé comenzó a berrear con una fuerza
impresionante. Bella la levantó de su regazo y comenzó a tararearle una nana
para tranquilizarla pero sus intentos fueron fallidos. Así que mi tranquilidad
no duró demasiado.
—¿Qué le pasa? —pregunté casi con desesperación. Bella me miro con una
expresión exasperada que imagine tener yo mismo en ese momento.
—¡No tengo idea! —pero siguió sisándola una y otra vez, y otra más.
Se me ocurrió una idea que no sabía si era buena,
pero era la única que me parecía pausible.
Le dije al chofer hacia donde debía dirigirse y en la
siguiente curva estábamos encaminados a lo que podía ser un desastre.
0000000
–¿!Y
esta bebé?! —dijo una muy sorprendida Esme, eso sin antes de que rodeara a
Bella para ver el rostro apretujado por el llanto — ¡No es posible!
Sus ojos desorbitados se clavaron en mí exigiendo
una explicación.
—Mamá, ayúdanos a calmarla y…luego hablamos —ya estaba al borde del
colapso, tenía solo diez minutos de: padrino – posible – padre, y era un
completo desastre. La chiquilla aún sin nombre, lloraba desgañotada por quién
sabe qué carajo, podía sentirse mal; puesto que Bella al igual que yo en
materia de bebés era una ignorante total. Era hija única y no tenía primos que
conociera, así que su curriculum vitae como niñera era completamente nulo.
Con la compasión que caracterizaba a mi madre tomó a
la pequeña entre sus brazos como si fuese la cosa más natural del mundo y
comenzó a mecerla. Se dirigió con la niña hacia la sala de estar. Bella y yo le
pisábamos los talones, como si hubiésemos hecho algo realmente mal, mirando con
suma atención y preocupación cada uno de los movimientos de Esme.
—Desocupa la mesa de té, Edward. Tú, Bella. Busca en la pañalera un
pañal de tela para vestir la madera —ambos obedecimos. Quité los velones blancos
y negros que nunca se encendían y que resudaban olor a coco y vainilla; para
que acto seguido Isabella tendiese una fina tela con estampado de lacitos en
tonos morados y fucsias.
Colocó a la bolita constreñida en llanto en la mesa.
Abrió la parte inferior del monito rosa pálido que tenía y nos miró con cara de
¿Acaso – son – tontos?
—La pobre está mojada, además de que debe de estar hambrienta ¿verdad,
preciosa? —pero ni esas palabras cariñosas le hicieron callar. ¿Cómo no se nos
había ocurrido antes?
Por el contrario, sus manitos regordetas se habían
cerrado en dos puñitos mientras hacía gala del buen par de pulmones que Dios le
había dado. Y mientras que me ensimismé viéndola llorar, Esme aprovechó para cambiarla
y colocarla sobre su hombro de nuevo mientras acariciaba su espalda.
—Bella, tómala un momento por favor —le colocó la nena llorosa en
brazos y salió como un misil hacia la cocina con la pañalera en manos. En menos
de cinco minutos estaba tomándola de nuevo y dándole el antídoto para el
estridente llanto que tenía. Bendita fuera…
Isabella y yo nos miramos a la cara con alivio y nos
relajamos en los sitios donde estábamos. Ella al lado de mi madre, y yo en una
butaca frente a ellas. Pero la calma no duró demasiado, solo lo suficiente
mientras que Esme se aseguraba de que “Pequeña Sin Nombre” estaba tranquila,
aunque por la forma en que mamaba de su biberón no parecía que estuviese muy
sosegada.
—Ahora sí, Edward Anthony Cullen, explícame ¿por qué estoy alimentando
a una pequeña que se parece demasiado a ti, y que no había visto nunca en la
vida? —su mirada, que habitualmente era dulce y cariñosa, en ese momento era
más del tipo no – jodas – conmigo – ahora; e inteligentemente le hice caso…
—Pues la verdad es que…
—Edward y yo estábamos en la oficina del orfanato, en el que se hará
el evento benéfico, cuando una de las ayudantes del director se presentó con
esta pequeña en brazos… —Bella me sorprendió cuando tomó la delantera y
contestó por mí. Casi parecía como si intentase protegerme—. Cuando vimos el
rostro de la niña, no pudimos ignorar el parecido con su hijo. Y él decidió
apadrinarla mientras le encontraban un hogar, tiempo en el cual él aprovechará
para hacerle una prueba de ADN para verificar si el parecido es solo mera
coincidencia o producto de algún desliz —la última parte fue más como una
demanda en vez de una simple acotación.
Esme asintió con seriedad y los labios fruncidos.
—¿Y nadie sabe quién la dejó en ese lugar? —negamos con la cabeza al
mismo tiempo—. ¿No? ¿Acaso la tiraron a la puerta como si fuese un equipaje? —ahora
asentimos—. ¡Qué horror! —me miró con indignación cuando se dirigió a mí es
esta ocasión—. ¿Y no se te ocurre alguna desnaturalizada con la que te hayas
acostado que sea capaz de dejar a una criaturita así?
Negué con la cabeza.
—No, madre. He intentado pensar en las mujeres con las cuales pude
haber tenido… —Bella miraba con demasiado interés pero no demasiado feliz. En
realidad, nada feliz—. Solo sé que no podía dejar a una niña que tal vez sea mi
hija en un lugar que tiene de “ideal” lo que yo tengo de asiático. Simplemente
no era correcto… —meneé la cabeza con consternación pensando en aquel
escenario, y en ese momento comprendí que Bella tenía razón, no podía ser tan
cruel como para hacer algo así.
Vi a la pequeña que ahora estaba relajada en los
brazos de mi madre, respiraba con regularidad y había recuperado el color crema
de su rostro, solo sus mejillas quedaban coloreadas en rosa, lo cual era
sumamente adorable. Unos resoplidos adorables se dejaban escapar de tanto en
tanto dejando en claro que sus necesidades estaban siendo saciadas.
Algo dentro de mí se apretujó y no de una mala
manera.
—Me parece lo más coherente… —musitó mi madre a la vez que limpiaba un
lío de leche que se escurría por uno de los costados de la pequeña boquita.
Sacó la tetina y miró su contenido—. Se tomó las tres onzas de golpe, solo ha
dejado una. Ha debido de estar muy hambrienta la pobre—. La enderezó contra su
hombro, ahuecó su mano y comenzó a dar repetidamente golpes suaves contra su
espalda —No sé cómo vaya a reaccionar tu padre, por mi parte…si es mi nieta
será bienvenida, y si no lo es también puedo ayudarlos, puesto que ya quedaron
evidenciadas sus aptitudes paternales, pero no puedo asegurar que Carlisle se
lo tome con tanta tranquilidad como yo —un pequeño eructo se dejó escuchar en
el espacio y tanto Esme como Bella sonrieron con ternura, la primera besó la pelusilla
negra con delicadeza—. No me importaría que esta belleza fuese familia
mía… —me miró con preocupación— Lo que
si me preocupa es que no estás listo para enfrentar una paternidad. ¡Ni siquiera
sabes cambiar un pañal, hijo! Los niños no son muñecos… —y entonces comenzó una
charla sobre los desvelos, las enfermedades infantiles, la demandas de cariño,
tiempo y otras cosas más. Era mucho mejor de lo que me había temido, pero aún
así lidioso—. Los padres primerizos por lo menos pasan por unos meses para
hacerse a la idea de lo que se les viene encima, pero tú no has pasado por eso,
Edward. Y para completar el cuadro del desastre, estás solo…no hay una madre
que te ayude en este proceso. Sinceramente no sé como podrás…
—Yo lo ayudaré —sentenció Bella con una firmeza que me hizo un nudo en
la garganta. No tenía porqué haber tomado la responsabilidad conmigo después de
todo lo que había pasado entre nosotros, pero allí estaba ella…haciéndole
frente a mi propia madre y dejándole en claro que me ayudaría a sobrellevar
algo en lo que era tan novata como yo—. No sé nada sobre bebés tampoco pero…yo
soy madrina de la pequeña así que no lo dejaré solo con ella.
Esme nos vio a ambos con suma curiosidad antes de
mostrar una sonrisa torcida.
—De todas las vueltas que da la vida, la que menos me pude suponer era
que ambos terminaran compartiendo algo más allá que el trabajo; puesto que
nunca han parecido precisamente amigos —entrecerró los ojos con suspicacia—.
¿Hay algo de lo que deba enterarme?
—No seas absurda, mamá... —repliqué, fingiendo sumamente bien mi total
desinterés por lo que suponía.
—Solo hacemos una obra benéfica —agregó Isabella con una frialdad que
no podía engañarme a mí—. Y somos compañeros de trabajo. Solo eso, señora
Cullen.
Mi madre se encogió de hombros y se enfocó de nuevo
en la bebé que ahora reposaba sobre su hombro, me pareció ver cierta decepción
en su rostro.
Bajó a la niña hasta que estuvo acunada entre sus
brazos mientras que miraba a Bella.
—Hablando de compañeros de trabajo… —habló tan bajo que casi
susurraba, puesto que ya la criatura estaba dormida—. No he tenido la
oportunidad de felicitarte por tu ascenso, Bella.
—Gracias, señora Cullen. Espero dejar un buen precedente en el
departamento de publicidad y mercadeo.
—Oh, no tengo duda de que lo harás; eso si tomamos como referencia el
desempeño que tuviste como asistente ejecutiva de Edward. Pero me gustaría que
trabajásemos juntas. Sé que tienen mucho trabajo con el evento benéfico, pero
me gustaría que me dieses tu opinión acerca de los cambios de imagen que tengo
pensado para la Le Mademoiselle
principal. Creo que esto te ayudaría tanto a pulirte, como a demostrar el
talento que puedas tener en esta nueva etapa que te ha sido encomendada.
—Me parece un desafío personal, señora Cullen, y estaré encantada de
ayudarle. Solo espero no decepcionarla si mis decisiones en cuanto a decoración
no satisfacen sus expectativas —era impresionante ver como Bella pasaba de
estar preocupada a defensiva y luego a tranquila ejecutiva de negocios. Era
fascinante—. Aun así, trataré de escoger a los mejores diseñadores gráficos del
departamento para que le apoyen en todo lo que necesite.
Mi madre hizo gala de su sonrisa de satisfacción en
aquel momento.
—¡Eso era lo que esperaba de ti! Decisiones rápidas y concretas.
Quizás no eres una decoradora nata, como me acabas de decir, pero ya veremos
cuales son tus cualidades creativas.
Después de haber enfrentado a Esme y haber conocido
su reacción hacia la pequeña estuvimos un largo rato en la casa de mis padres.
Almorzamos con ella, mientras que la pequeña dormía en una de las habitaciones
de huéspedes flanqueada con una muralla inmensa de almohadas.
El tiempo que duró la comida estuvimos debatiendo
sobre lo que haríamos con la niña, las cosas que necesitaría que comprase para
ella, las consultas pediátricas para ver si estaba en buen estado de salud, los
cuidados que tendría mientras que, tanto Isabella como yo, estuviésemos en la
empresa, lo que era más de las habituales ocho horas diarias de los trabajos
regulares, además que podían ser tanto seis como siete días de la semana,
dependiendo del flujo de trabajo e incluso de la temporada.
Era impresionante que solo tenía cuatro horas con
ella y ya tenía ganas de tirarme por una de las ventanas del segundo piso.
—Me siento abrumado… —confesé mientras tomaba el último bocado de mi
pie de maracuyá con sirope de chocolate.
—No intento asustarte, Edward. Pero tomaste una responsabilidad muy
grande en tus manos…—¿me estaba subestimando?— que no sé si estás preparado
para encara por mucha ayuda que tengas, puesto que si resultas ser el padre de
ella no podrás rehuir tus responsabilidades, a menos que estés de acuerdo en
dar a la niña en adopción… —y su repentina mirada sociópata me indicó lo que
podría reservarme si se me ocurría tomar aquella decisión— cosa que no creo que
hagas…
—Pero aun así me crees un incapaz…
—Nunca he dicho tal cosa, Edward, solo intento hacerte comprender la
magnitud que tiene este peso que tienes sobre tus hombros —acercó su mano a la
mía y la estrechó de una manera tan maternal mientras que en sus ojos se colaba
un vestigio de arrepentimiento, haciéndome sentir culpable—. Siento haberte
hecho sentir menospreciado. Esa no fue jamás mi intención.
Pensando en lo mucho que me gustaría escuchar esas
palabras de la boca de mi padre, correspondí al gesto de mi madre estrechando la mano que apresaba la mía.
—No te preocupes, mamá. Comprendo que estés preocupada.
Sinceramente…yo también lo estoy, pero no dejaré que las cosas me sobrepasen,
pase lo que pase con esta criatura, no le hará falta nada. Te lo juro.
Ella se llevó nuestras manos a los labios y besó la
mía. Tenía un basto orgullo en su rostro lo que me infundió confianza. Miré a
Bella, pensando que la debíamos de tener aburrida con nuestra conversación pero
me sorprendí cuando la encontré son los ojos brillantes y luchando para no
sucumbir a las lágrimas que pugnaban por salirse de sus cuencas. En ese momento
me di cuenta que no sabía nada acerca de ella, de su pasado o de su vida
privada. Tan solo conocía su departamento, su bien conocida eficacia, una bondad
que estaba conociendo ese mismo día y su exquisita manera de hacer el amor. Pero
aún así no estaba seguro que querer saber más de eso.
Porque conocerla sería avivar más ese fuego de
obsesión que lo corroía por dentro cada vez que veía a Isabella, y no sabía si
de aquello podría salir algo positivo. Dudaba seriamente que así fuera.
000000
La tarde había sido bastante larga pero mi madre
había sido más compresiva de lo que merecía o cabía esperar; incluso me había
hecho una lista en un papel sobre las cosas más elementales y básicas que debía
de hacerle a…bueno, a la bebé, o chiquilla o como quiera que se llamase; cosa
que aún no habíamos decidido.
Mamá había anotado como prepararle el tetero, que
temperatura debía tener, como debía cambiarle el pañal y otra serie de horrores
para los cuales debía de estar preparado… ¿En qué me metí? Me recriminaba a
cada rato…Sin embargo fui tan estúpido como para rechazar esto…
—Si lo prefieres, puedes dejarla acá esta noche y te enseñaré lo
básico, Edward. —se ofreció mi madre.
—No gracias, mamá. Yo puedo solo. —siiiiiiiiiiii….claro—. Además,
¿quién aguantará a tu esposo cuando se entere de esta situación, mucho más si
les recuesto la niña? —meneé la cabeza tajantemente—. No. Muchas gracias, pero
no.
Y allí estaba, en mi flamante apartamento de 1.672
mts2 en el edificio District en todo
el centro de la ciudad de Manhattan, con cuatro habitaciones de las cuales solo
una estaba ocupada por mí, y no era tan desgraciado como para dejar a una
pequeña recién abandonada en una inmensa alcoba totalmente a solas. Por eso
estaba echado en el stadium de beisbol que tenía por cama con el mando del
televisor de plasma en la mano y con la nena al lado balbuceando. En algunas
ocasiones no comprendía porque tenía una cama tan grande, pero esa noche lo
agradecí muchísimo puesto que me daba pánico aplastarla cuando estuviese
dormido.
Los llantos empezaron cuando el capítulo de Dexter*
estaba en lo más emocionante.
—No, nena, no…espera a que vea lo que se trae el tipo del camión por
favor…—los lloros se hicieron más fuertes. Así que me di por vencido, apague el
maldito televisor, me voltee hacia ella y revise su pañal, luego de asegurarme
que estaba limpio la mire desconcertado. La acurruque en mis brazos y me puse
en pie, automáticamente los llantos cesaron. Ahora comprendía lo que quería,
entonces entrecerré los ojos viéndola—. No puedes ser tan manipuladora, solo
tienes dos meses. Es imposible. Aunque pensándolo bien. No estás sucia, tampoco
tienes hambre porque acabo de darte el biberón, te despertaste hace menos de
una hora; así que…¡sí!, lo más probable es que seas una fantástica manipuladora
—Pero luego pensé en otra probabilidad—. O…extrañas a tu madre, o a quién
demonios te haya tenido durante estos dos meses.
En vez de luchar con los sentimientos de
remordimiento, pena y rabia decidí caminar por el apartamento, a pesar de que
ella aun no pudiese prestarle demasiada atención a otra cosa que no fuese la
persona que la tuviese en brazos.
—Este es uno de los cuatro baños que hay en el departamento, pequeña.
Uno está en mi recámara, otro en una de las habitaciones para huéspedes que
nunca vienen a quedarse, otro en el ala del área del servicio de este
departamento—baje la mirada y no pude evitar reír cuando vi ese par de ojitos azul
grisáceos clavados en mi— No creas que yo sería capaz de tener esta preciosidad
de ático así; soy un completo inútil. De hecho, no sé ni freírme un huevo, pero
lo que sí sé es preparar sándwiches y eso es mucho decir. Continuemos con el
recorrido.
Le presente el opulento baño de vistas que al igual
que los demás baños de la casa estaba elaborado en mármol. Dos de ellos en tono
crema marfil, otro en travertino oro y mi baño personal era un
negro marquina. Si, aún recordaba los
nombres porque yo mismo me había encargado de elegir cada modelo. Le estuve
comentando que casi toda la casa estaba regida por la domótica, que era
tecnología aplicada al hogar. Le comente que en una mesita de la sala de estar
estaba un control inmenso en forma de pantalla en la cual apretaba una función
y las persianas se cerrarían solas, se abrirían las puertas de la terraza,
prendería varios equipos electrónicos y entre otras muchas funciones. Luego le describí
las características físicas del departamento.
Los techos y paredes estaban diseñados en dry – wall
blanco y negro, con blanquísimas luces LED* porque…
—Es importante cuidar el ambiente, pequeña —la bebita seguía mirándolo
mientras hablaba.
La cocina estaba diseñada en madera con recubrimientos
de vinilo termoformados, con vidrios biselados en los anaqueles superiores y
amplios cajones que sostenían unas largas losas de mármol en color ónix madera
en contraste con el negro de lo demás. Parecía un espacio neutral, ni demasiado
femenino ni masculino a la vez. Solo sobrio y elegante.
Después, paseamos por los baños. Le explique que no
tenía ni puta idea de por qué tenía dos lavabos si a duras penas vivía él allí,
en todos había retretes inteligentes que se ajustaban a la temperatura
corporal.
—Este jacuzzi… —suspiró pesaroso—. Es la cosa que más me emocionó
comprar para este departamento y ¿sabes cuantas veces la he usado? ¡Una sola!
Eso es casi un delito considerando lo que pagué por él. En fin…supongo que la
usaré más a menudo estando tú conmigo ¿no lo crees? —ella parpadeó— tomaré eso
como un sí.
Así seguimos nuestro recorrido y cuando estaba
realmente entusiasmado contándole sobre la hermosa piscina del edificio y el
spa espectacular, me di cuenta de que la pequeña resoplaba a gusto dormida en
mi pecho. En ese preciso momento una extraña y fuerte sensación se apodero de
mi cuerpo.
—Duerme, terremoto. Que de seguro tienes que cargar las pilas para
seguir poniendo mi mundo patas arriba.
000000
La llamada que tanto esperé se presentó cuando acaba
de acostar a…¡Mierda necesitaba un nombre urgente!...en fin. Fue justo cuando
la termine de poner en el medio de la cama rodeada de al menos diez almodones
hipoalergénicos. Ya estaba a punto de quedarme dormido cuando el teléfono de la
mesa de noche repicó. La nena se sobresaltó pero no logró despertarse, buen
augurio. Esperaba él.
—Buenas…
—¡¿Cómo es eso de que ahora “puede” que seas padre?!— bramó Carlisle.
Me incorporé rápidamente y me recosté sobre el
cabecero negro de la cama. Necesitaba ponerme cómodo mientras dejaba hablar y
despotricar a mi padre a su antojo.
—No puedo creer que seas tan irresponsable, Edward Cullen. ¡¿Una
criatura?! No sabes lo que te viene encima. Ni siquiera sabes llevar tu propia
vida con normalidad y ahora debes encargarte de una pequeña de la cual ni siquiera
tienes la certeza de que sea tu hija ¿Qué demonios estabas pensando? —el
descargue duró siete minutos con veinte segundos. Sorprendentemente pude
cronometrarlo mentalmente.
—Edward Anthony Cullen, ¡¿me estás escuchando?!
—Sí, padre. Como creo que el resto de tu casa y personas de servicio.
Como mi madre, por ejemplo que debe de estar al lado tuyo, con las manos en la
boca por la preocupación de que te dé algo debido al disgusto o que yo diga que
me voy a perder de una vez por todas de esta maldita situación de mierda…
—¡No hables así! —me ordenó. Pero seguí como si no hubiese escuchado.
—Y sí, te escucho. Aunque tienes casi un año diciéndome lo mismo una y
otra vez pero con palabras diferentes, en resumen, trasmiten la misma idea. No
sirvo para nada.
—Yo no he dicho eso…
—No cumplo con tus expectativas, no soy suficientemente bueno como
muchos otros hombres de la empresa, soy un desastre como persona y como
profesional, te avergüenzo y a la familia también, no valgo lo que peso en nada
y probablemente todos tus esfuerzos en la empresa serán nada porque cuando te
mueras, yo acabaré todo en un santiamén porque soy un gafe.
—Edward. Hijo, no… —su voz era ronca, pero simplemente no podía
detenerme. Ya no. Había aguantado demasiado y ya era hora de acabar de una vez
por todas.
—En conclusión soy una paria —sentencié—. ¿Pero sabes una cosa, padre?
Voy a hacer lo correcto con esta niña, tanto si es mi hija como si no lo es, y
no tengo por qué darte una jodida explicación de ello puesto que ya soy mayor
de edad y hace mucho que trabajo para conseguir mis propios ingresos
económicos. ¿Me quieres despedir? No importa, tengo un buen curriculum y una
buena trayectoria tras de mí. Corta, pero buena. Y sabes que cualquier empresa
podría darme empleo. Piensa lo que quieras de mí, al fin y al cabo ya estoy
harto de decepcionarte como hijo. Pero aún más…de esperar que me quieras como
un padre lo hace. Buenas noches.
000000
Bella POV:
Estaba durmiendo plácidamente, cuando unos golpes
violentos sonaron en la puerta. Entre molesta y preocupada miré el reloj de mi
pequeña mesilla de noche. ¡Eran las cuatro de la mañana! y antes de que pudiera
abrir ya sabía quién era.
Me apresure a levantarme con pesar de la cama cuando
los golpes resonaron estridentemente por todo el apartamento.
—¡BELLA, DESPIERTA! —Salí corriendo inmediatamente antes de que Edward
despertara el edificio entero, no alcancé a ponerme nada sobre el conjunto de
lencería para dormir de victoria’s secret*
que llevaba puesto, Buena noche para
ponerte el conjunto seduce novios bella, pensé para mis adentros.
—¿Qué le pasa? —extendí las manos hacia Edward para recibir a…¡Jesús,
esa pequeña necesitaba un nombre!
Abrumado me entrego la bebe mirándome de arriba
abajo, se batió el cabello después de soltar de golpe el bolsitos amarillo de pollos
en el sofá modular. Tenía un conjunto deportivo de Adidas* negro con blanco y
unos zapatos de gamuza color beige, sin medias. Las llaves de su carro pendían
con el llavero guindando fuera de su bolsillo. Se le veía trasnochado y
preocupado. Aún así lo veía guapo, o era la alucinación por el desvelo.
—Podrías al menos contestarme, Edward —le ordene mientras arrullaba a
la pequeña entre mis brazos y caminaba por la pequeña sala de estar.
—Podrías al menos ponerte algo de ropa —me contesto echándose sobre el
sofá y volteando la mirada lejos de la mía.
—Y la tengo…técnicamente, cuando se calme la bebe me pondré unos
vaqueros ¿bien?
—Bella…—casi me suplico.
—Solo dime, ¿Qué tiene la bebe? —ladeo su cabeza tratando de; lo que
parecía; disipar sus ideas y dijo:
—No sé qué le pasa. Estaba dormida plácidamente. Ya intenté darle la
mamila, pero no la quiere. No quiere dormirse, ¡no quiere nada! No sé si se
siente mal. Y no quiero llamar a mi madre para preguntarle —bajó la cabeza con
pesar— No quiero seguir pareciendo un fracasado.
Me acerqué a él con la niña aún llorando y le levanté
el rostro por el mentón con delicadeza aunque cuando hablé lo hice con firmeza.
—Si eres un fracasado, entonces no eres el Edward con el que creí estar
trabajando durante este medio año. Eres un bastardo arrogante, pero jamás un
fracasado.
Me vio con profundidad antes de reírse.
—Estamos juntos en esto —le dije señalando a la cosita alterada con un
asentimiento—. Te dije que no te dejaría solo y lo cumpliré. Lo prometo.
—Gracias —no fue capaz de decirme más nada debido al aparente nudo de
barco que tenía en la garganta y que trataba de tragar con desesperación.
Le canturreé por la pequeñísima sala a la vez que la
zarandeaba suavemente entre mis brazos. La boquita formó una perfecta “o” al
bostezar y sus lloros se fueron apagando mientras que seguía tarareándole una
nana que había aprendido de youtube. ¡Bendito fuera el internet!
Cuando por fin se durmió, hice que Edward le
arreglara la cama para acostarla en medio de aquel pilón enorme de almohadas y
cobijas. Luego lo invité a la sala. Preparé chocolate caliente y lo insté a
tomar asiento en el sofá. Tomé la colcha del respaldo y me abrigué con ella.
—Vamos. Habla de lo que te pasó. Total… —me encogí de hombros mientras
aferraba la taza de los Yankees de NY con las dos manos para calentarme— ya
perdí el sueño. A menos que tú quieras dormir.
Él negó con la cabeza incluso antes de hablar. Se
llevó la taza a los labios, miró al vació y me contó con lujos de detalles la
conversación con su padre.
Admiraba a Carlisle en muchos ámbitos y jamás se
había metido conmigo en ningún sentido, pero no podía pasar por alto que con su
hijo se comportaba de una manera demasiado dura. Al principio solía pensar que
era por la actitud presumida de Edward, pero me di cuenta después de que ese
“beneficio” solo estaba reservado a mí, así que presté atención a su relación y
me di cuenta de que su padre nunca valoraba los inmensos esfuerzos que él hacía
por impulsar la empresa. Pero Carlisle no parecía apreciarlo.
—Hiciste bien —sentencié.
—¿Tú crees?
—Sí. Es bueno que tu padre entienda de una condenada vez que no te
puede dirigir la vida como si fueses un empleado, y que debería empezar a
valorar tus esfuerzos y compromisos para con la empresa.
Me miró sorprendido.
—Pensé que después de todo lo que ha pasado entre nosotros no me
apoyarías ni aunque tuviese la razón.
Me apretujé en el sofá y le di otro sorbo al chocolate.
—Edward, no sé con qué tipo de mujeres te has acostado en tu vida.
Seguramente descerebradas y necias, yo entre ellas cuando lo hice…
—Yo no creo que tú…
—Cállate y escucha. El hecho es que si tienes razón en algo, te
apoyaré. Si no la tienes seré tu peor opositora. Así de simple. Somos adultos
no los protagonistas de una novela de Telemundo*.
Me deslumbró momentáneamente con una de esas
sonrisas torcidas que solo él podía sacar. ¡Bastardo manipulador!
—A veces hablas como hombre.
—Me terminé de criar con mi padre en un pueblo donde la feminidad no
iba demasiado, así que, no esperes demasiada delicadeza en mí. Lo que ves es lo
que hay.
—Lo que veo me gusta —admitió él con su sonrisa de zorro.
Intentando disimular el nerviosismo me reí por lo
bajo con sorna y me aparté un poco de su lado.
—Pues que te guste otra cosa porque no pienso seguir cayendo en el
mismo error contigo una y otra vez.
—¿Es un error desearme?, porque si se considera un error desear a
alguien, en estos momentos estoy cometiendo un terrible error imaginándome la
lencería que hay bajo esa cobija.
—¿Por qué no cambiamos el tema? Creo que tenemos un problema mayor al
de nuestras fantasías sexuales.
Su sonrisa se amplió.
—¿Soy tu fantasía sexual?
—¡Cállate, Edward!
—Es la segunda vez que me mandas a callar en menos de quince minutos.
Eres una grosera.
—Y tú eres un inmaduro y no ves a nadie por aquí quejándose.
Ambos nos partimos de risa pero bajito porque…bueno
“ella” estaba dormidita. Al fin.
—Sabes que necesita un nombre —señalé con el mentón a hacia el cuarto
en donde estaba la bebé.
—Sí. La verdad es que estoy harto de no saber cómo llamarla —frunció
el ceño—. ¿Has pensado en algún nombre?
Negué con la cabeza.
—La verdad es que soy muy mala con eso –admití.
—Pues yo no —me sorprendí—. De camino para acá pensé que el nombre de mi
abuela me gustaba mucho.
—¿Y cuál es?
—Elizabeth —dijo satisfecho y hasta los ojos le brillaron un poco
cuando lo dijo.
Pensé en la pequeña, en lo poco que conocía de ella y me pareció un
buen nombre. Se escuchaba dulce pero también denotaba fuerza, como esos
pulmones de ella.
—Elizabeth me parece perfecto. Es un muy hermoso nombre.
—¿En serio?
—Sí. No te diría eso si no me pareciera. No es como si quisieras
ponerle a la niña Nepomucena o algo así. Ahí sí que no te dejaría hacerle esa
maldad —ambos reímos de nuevo.
—Elizabeth —susurró Edward con profundidad, como si pensara en lo
mucho que podría cambiar su vida de confirmarse que fuese su hija. Parecía
contemplar un futuro no muy lejano.
—¿Preparado para enfrentarte a este nuevo reto de posible paternidad?
—le pregunté.
Su repentina mirada de ¿Acaso – estás – loca? Me
dijo todo antes de que abriese su bocota.
—Ni de coña. Pero lo que sí sé… —respiró profundamente y exhaló con
lentitud—. Es que será un gran cambio. Una vida nueva.
Asentí.
Las cosas eran muy inciertas para todos de ahora en
adelante. Edward en la relación con su padre y la empresa. Nosotros con una atracción
obsesiva que nos impulsaba a quitarnos las ropas lo más rápido que pudiésemos
si estábamos cerca; o a matarnos a insultos en el intento; y que de hecho en
ese momento revoloteaba en forma de electricidad en el aire. La obligación que compartiríamos de ahora en
adelante con Elizabeth…
Joooooder…deberían darte un manual de cómo llevar una vida tranquila.
Porque en ese momento ambos lo necesitábamos con urgencia.
Glosario de Términos:
*Aptamil: Línea de productos
para bebés de Laboratorios Alter.
*Adidas: es una compañía multinacional alemana de
artículos deportivos,
*Telemundo: es una cadena estadounidense de
televisión en español, propiedad de NBC Universal, famoso por sus novelas.
*Dr. Phil: es una personalidad
de la televisión americana, autor, ex psicólogo, y el anfitrión de la serie de televisión Dr. Phil , que se estrenó en 2002.
*Futurama: Programa de humor
satírico de los mismo creadores de Los Simpson.
*Dexter: es una serie de televisión de la cadena estadounidense Showtime, basada en la novela El oscuro pasajero (2004) de Jeff Lindsay y parte de la trama de la secuela, Querido Dexter.
*Luces LED: bombillas con la
tecnología Light-Emitting Diode: "diodo emisor de luz", que son conocidas también
como “luces ahorradoras”.
*Victoria’s Secret: es una compañía estadounidense que diseña lencería y otros productos de belleza femenina.
0000000
Bueno…WOW! Cuanto se tardó esta actualización! En
fin…ya salió. Más vale temprano que tarde. Tenía pensado dejarles un mensaje
motivador y todas esas cosas por ser la primera actualización del año, pero son
las 1:44 a.m en Venezuela y estoy que me caigo sobre el teclado de sueño; así
que espero que entiendan porqué no lo haré… En fin, espero que les guste y que
este condenado año puedo regularizarme con las actualizaciones…espero hacerlo
semanalmente de esta manera.
-
Corazón de Cristal.
-
Anhelo desde la Oscuridad.
-
Tirano.
-
Sin Alternativas.
Ese será el orden..esperemos que se me pueda dar…Un
besote, chicas y por fissssssssssss comenten!!!!! Por lo que más quieran
comenten!!! Ese es el único pago que tenemos las autoras. No saben lo mucho que
pega matarse con un capítulo y tener solo cuatro o UN SOLO COMENTARIO…es trissssssssste
para uno porque cada historia es como una hija. Así que allí se los dejo…espero
ser merecedora de más comentarios…
Y para no dejarles EMO – tivas…Ahí les entrego a mi
Edward cabroncete!! XD
Se les quiere…
PD: No hay lemmon en este capítulo porque me pareció
más prioritario darles a entender el infierno de responsabilidad que se les
viene encima a esta gente con esa niña. Así que…ahora es que queda Tirano y
Lemmon por delante…paciencia!!!!
Marie K. Matthew.
COMO BETA? ME.... FASCINO....Y DEBERIA...SOY TU BETA JAJAJA!!! PERO COMO LECTORA?....ME ENCANTASCINO (ENCANTA+FASCINO HAHAHAHA)
ResponderEliminarDEBO DECIRLES A TODAS LAS QUE LEAN MI COMENTARIO...SI INCLUYÉNDOTE BITCH (COF COF MARIE)...QUE ESTUVE....A NADA...ESCUCHENME....A NADAAAAAAAAAAAAAA DE PONER LEMMON....MIERDAAAA ES QUE BELLA Y SU LENCERÍA ERAN COSAS QUE EDWARD NO DEJARÍA PASAR ASÍ DE SIMPLE POR ALTO...PERO DADAS LAS CIRCUNSTANCIAS BUENO.........ME CONTUVE....A LA PROXIMA NO PROMETO HACERLO MUJAJAJAJAJA <3
AMI: ME ENCANTO EL CAPITULO, ES MAS DE LO QUE ESPERABA (COMO SI FUESE UNA NOVEDAD QUE TU ME SORPRENDAS SIEMPRE) Y AUNQUE SE QUE LE CORRESPONDE ACTUALIZACIÓN A SIN ALTERNATIVAS Y LUEGO A CORAZÓN....MIERDAAAAAAAA NUNCA PENSÉ DECIRLO....TE LOS SALTARÍAS Y ACTUALIZARIAS TIRANITOOO???? *OJITOS DE CACHORRITO* PORFIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIS????
PD: SI ME DICES QUE NO...MUAJAJA....EN UNA SEMANA TE PUEDO OBLIGAR "FISICAMENTE" A ESCRIBIRLA MUAJAJAJAJAJAJAJ <3
PD2: TE ESPERO EN MI GOCHILANDIA :) BESOSSSSSSSSSSSSSS....
Esta preciosooo *_* incluir en un pequeño angelito en esta historia fue lo mejooooor que pudiste aceeer *_* amo a los bebebbebebebebebebes L) hahaha Elizabeth *_* estoy fasinada esa bebe sera quien los una? un ser inocente puro tienro y hermosoooo *_* aww mi Edward pobree :') cargar con una bebesitaaa :3 pero en fin tengo muchaas ganas de leer Corazon y Anheloooo :3 espero las actus como siewmpree L) te amooo hermanitaaa :3
ResponderEliminarGoshhhhhhhhhh!
ResponderEliminarDe verdad que les espera una de las buenas... jajajaj pobres apenas y saben que nombre ponerle y en lo demas un cero a la izquierda...
De todas formas me parece que el tema con Carlisle esta mas que solucionado... osea, ya que le ha dicho toooooooodo de porrazo estarán mejor... ya era hora que le aclare todo no?
Bueno Edward de papi?? buenisimo... y la perra esa que abandonó a la beba, que se pudra.... aunq no se porque lo haya hecho??? no esstoy segura si taaaaaaaaaaanto amor (porque estoy sgura q Ed ya esta encariñado con Elizabeth) vaya a ser bueno de buenas a primeras...
osea, Si lizzie no es su nena El va sufrir... y yo no quiero que sufra , en fin, ya me he pasado creo...
El capi fenomenal!! pero siempre ha sido asi contigo asi que... un abrazo de oso muy recontragrande y millones de bsos...
C:
Aleshita-luvs-paramore
Pd: no se porque no puedo entrar a mi cuenta...??? bueno Felicidades, te leo en lo siguiente
OMG me fascino fue maravilloso sobre todo si incluyes un bebé en la historia ,es genial sobre todo el nombre y espero que sepan sobrellevar la responsabilidad enorme que se les viene....Besos nena sigue asi cariño.....xoxoxoxoxoxoxox....
ResponderEliminarRealmente me encanto!! pobre tirano no sabe en el lío en el que se metió, aunque ya empieza a sentirse menos solo y el corazón comienza a llenarse de amor por esa pequeña lizzy. Hermoso y nos leemos pronto!!
ResponderEliminarhola chicas soy de Venezuela y me siento orgullosa de leer a tan buenas escritoras de mi país este capitulo estuvo super bueno... realmente todo lo que escriben me encanta
ResponderEliminarSencillamente me encanto el capi, si estoy de acuerdo muy demorado, pero bueno valio la pena;
ResponderEliminarVer a Edward en esta situación es graciosa, la tensión que hay entre ellos es genial, y hace que suba la adrenalina a medida que se continua con la lectura.
ojala la continuación de la historia no sea tan demorada.
Hola..
ResponderEliminarMe encanto el capitulo esta super emocionante q sera q va a pasar con estos 2 y ahora sera q la bebe es misma hija de Edward..ummm.. que drama..me encanta..
La espera valio totalmnte la pena..
Besitos espero nuevo capi..
Hola Chica!!! El capítulo estuvo fabuloso, me encantó que se encaminen en esta nueva responsabilidad juntos. Edward ha cambiado bastante, esperemos siga así. Se la bebe los va a unir mucho y compartiran grandemente. Me encanta el rumbo que esta tomando la historia. Ansiosa por el próximo capí, te envío muchos saludos!!! Deseo pases un hermoso fin de semana!!!
ResponderEliminarhola me encantan tus historias mis faboritas,son corason de cristal ytirano.bueno muchas gracias .
ResponderEliminarwaooo de verdad me dejo en shock este cap, sobre todo el pobre edward sin saber que hacer con una bebe...
ResponderEliminarque hara si de verdad resulta ser su hija o no...
dios son tantas preguntas....
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarNo me canso de leer y releer tus historias, dices que cada historia es como una hija para ti pues déjame decirte que tienes unas hermosisimas. Un saludo desde México, Veracruz.
ResponderEliminarNo me canso de leer y releer tus historias, dices que cada historia es como una hija para ti pues déjame decirte que tienes unas hermosisimas. Un saludo desde México, Veracruz.
ResponderEliminarAwwwww ¡Qué comentario tan hermoso! Es un placer que apesar de los años las sigan leyendo, y más aún, dejando mensajes como este. Un abrazo desde Vzla.
Eliminar