“Guardiana”
Habían pasado muchas cosas desde que Bella había
entrado a la vida de Edward. Algunas llenas de lágrima, no necesariamente
amargas, y otras tantas de sonrisas. Ella le había enseñado tantas cosas que ni
él; que amaba tener todo contado y controlado, podía enumerarlas. Sí, lo había
tomado de la mano para caminar afuera de esa niebla que lo tenía sumido en su
mutismo, pero en su interior estaba seguro que lo más importante no se podía
tocar ni ver.
Le había perdido en una ocasión, pero la recuperó al
poco tiempo. Y sin embargo ese momento se le hizo ínfimamente largo. Como un
descenso hacia el infierno y su regreso. No podría borrar ese episodio de su
mente ni queriéndolo.
Había sido totalmente extraño…
Como si algo se hubiese roto dentro de él pero no
supiese decir qué; su mente, su corazón, alguna parte de su cuerpo que no
conociera…No tenía nada con qué compararlo.
Pero más extraño aún era esa necesidad de ella que
había desarrollado. No le abrumaba porque de alguna manera estaba acostumbrado
a apoyarse en Isabella, sin embargo cuando ella estaba cerca su cuerpo
experimentaba como una atracción casi
magnética que lo hacía pululara su alrededor incluso sin darse cuenta.
Quizá ese fue uno de los detonantes para lo que
ocurrió aquella tarde cualquiera:
Desde que despertó, Edward no se sentía como siempre.
Las cosas estaban fuera de lugar. No físicamente. Alrededor todo estaba como
siempre, su ropa ordenada por colores y piezas, los CDs clasificados según en
intérprete, tipo e incluso su antigüedad ¿Acaso no lo hacían todos?
Pero no se trataba de eso…
Era algo externo. No podía manejarlo y eso lo ponía
nervioso.
Carlisle tenía varias mañanas en las que no desayunaba
en casa por una litigación con separación de bienes. Estaba tan ocupado que
había tenido que posponer las reuniones que tenía con Edward sin ninguna razón
específica. A veces trabajaba mientras él lo acribillaba a preguntas sobre
cualquier cosa que tuviera dudas. Había cosas sobre las que necesitaba hablar y
él no estaba allí para hacerlo.
Luego estaba Emmett. Solía decirle que las personas,
eran seres de costumbre. Y él lo
acostumbró a levantarlo temprano para caminar o trotar un poco cada mañana,
incluso cuando él se negaba en rotundo a hacerlo. Le robaba su cobija y sus
almohadas, colocaba música a alto volumen y en más de una ocasión amenazó con
secuestrar a sus amadas galletas de canela. Desde el episodio de Rosalie y el
hospital, ya no había habido más mañanas
de hermanos. Solo él. Ahora tenía unas horas a las que no sabía con qué
llenar antes de que llegara Isabella con sus instrucciones diarias.
Esme era más constante, sin embargo pasaba demasiado
tiempo ahora fuera de casa porque estaba comenzando unos proyectos de
decoración.
Alice cursaba sus exámenes finales e Isabella
necesitaba encontrar una locación para la fundación destinadas a personas como
él.
Pero Edward también necesitaba…solo que no sabía cómo
expresar lo que pasaba por su mente.
—Quizás estoy
retrocediendo a donde estaba antes. —llegó a pensar en una ocasión.
Así fue como tanta
ansiedad se fue acumulando y finalmente explotó en pleno almuerzo.
Solo Esme estaba con él.
Había cocinado salmón con
una salsa de mantequilla y alcaparras y él odiaba a esas pequeñas bolas saladas
que le recordaban demasiado a las horribles anchoas.
—¡No voy a comer eso! —gritó
con furia. Levantándose violentamente de su silla, la tiró al suelo y ni
siquiera se molestó en recogerla. Salió de la estancia y se encontró sin ningún
lugar al que ir ni con qué descargar esa frustración que llevaba por dentro.
Al final la emprendió a golpes contra el sofá.
En varias ocasiones le pareció escuchar a su madre
levantando la voz de ella pero era como si pudiese entenderla con claridad, así
que sus palabras no tuvieron efecto alguno. Cuando el aliento le faltó y las
fuerzas le flaquearon, solo le restó quedarse tendido en el mismo mueble al que
había golpeado sin cesar mientras lloraba sin cesar. Quería entender lo que le
pasaba, pero a su vez deseaba estallar aún más fuerte de lo que lo había hecho.
Y no podía hablar…
No tenía noción alguna del tiempo que permaneció de
esa manera.
—¿Edward? —la voz de
Isabella le sacó del hoyo negro en el que estaba su cerebro.
Levantó la cabeza y la vio
a los ojos. A esos ojos chocolate que tanto le gustaba mirar, sin embargo en
ese momento solo lo hacían sentirse avergonzado de lo que había hecho.
Le hizo una serie de preguntas
pero no respondió ninguna. No tenía ganas de hacerlo.
—¿Dónde está Gannicus? —escuchó
que le preguntara a su madre.
—Está en el patio. Le
cerré la puerta de acceso a la casa para que dejara comer a Edward pero… —su
voz se apagó lo que hizo que él se sintiera aun peor.
Pasado un momento, unas
patas frías y un poco sucias se posaron sobre sus piernas. El hálito un poco apestoso
a comida de perros le golpeó en el rostro…pero en ese momento le hizo
sentir…tranquilidad.
Gannicus
se subió al regazo de su amo y se acurrucó extrañamente quieto para ser él.
Solo dejó que lo acariciara mientras mantenía su cabeza baja colgando del borde
del muslo.
La sensación de la
suavidad del pelaje que se deslizaba entre sus dedos lo mantuvo hipnotizado
durante un buen lapso de tiempo en el cual Isabella esperó paciente a su lado.
Solo observaba lenguaje temporal.
Y cuando estuvo segura de
que estaba sosegado, habló:
—¿Deseas hablar de lo que
pasó, Edward?
No hizo ningún movimiento.
Si siquiera miró en su dirección, a lo que ella respondió con un tono firme
pero cauteloso a la vez.
—Sé que estás al tanto de
que no ver a la persona que te habla a la cara es de mala educación. —subió su
mirada haciendo que ella tragara el nudo que tenía en la garganta al ver el
tormento en sus ojos. —Muy bien. Ahora que tengo tu completa atención me
gustaría que me hablaras sobre lo que pasó.
Pasaron unos cuantos
segundos antes de que respondiera. De hecho, abrió la boca en varias ocasiones
sin lograr pronunciar una palabra.
—Me alteré, Bella. Lo
siento. —seguía acariciando al lobo siberiano que seguía asombrosamente
tranquilo sobre él.
Ella asintió.
—Eso fue lo que Esme me
dijo. Quiero conocer el porqué de esta crisis nerviosa ¿Puedes ayudarme con
eso?
Se encogió de hombros.
—Bien ¿Te has sentido
ansioso estos últimos días?
Asintió sin decir nada
más.
—¿Hace mucho que te
sientes así?
—Un poco.
—¿Desde cuándo?
—No…no lo sé. —acarició al
cachorro un poco más rápido y ese detalle no le pasó desapercibido a su novia.
Aunque en ese momento era más su terapeuta que pareja. Para ella era importante
llegar al motivo de esa nueva crisis para poder ayudarlo a sobrellevarlo y a su
vez enseñarle que ese no era un comportamiento aceptable. Habían líneas que
debían ser marcadas para todas la personas y él no era la excepción, solo que
debía hacerlo de una manera más sutil. He allí por qué no se había dirigido a
Edward en ningún momento como Ángel.
—¿Por qué no lo hablaste
con alguien? —insistió ella con aparente tranquilidad. La verdad es que por
dentro sentía cierto grado de culpabilidad al no haber estado en el momento en
que había ocurrido este episodio. La pobre Esme había tenido que enfrentarla
sola y estaba muy afectada por la manera en que lo vio.
—Pues…Papá ha estado
ocupado, como Emmett. Como mamá…y hasta tú. —la vulnerabilidad que mostraba su
voz era tal que a ella se le hizo imposible resistirse al impulso de levantar
su mirada hacia su rostro para verlo con profunda adoración.
Y de todo lo que él podía
haber imaginado que ella podría haber dicho, lo sorprendió con un sentido: —Lo
siento. Lo siento muchísimo. —se aclaró la garganta. —Lamento haber estado tan
preocupada en mis cosas que pasé por alto que tu rutina se había alterado tanto
últimamente. Debí haberlo visto venir.
—¡Me siento avergonzado de
cómo actué! —parecía estar desesperado porque ella le creyera. Lo cual agrietó
un poco más su corazón.
—Comprendo. Y debemos
trabajar en ello. No podemos dejar que otro quiebre de rutina se transforme en
una nueva crisis nerviosa. —señaló a Gannicus con un asentimiento. —Puedes
usarlo a él ¿Te da cuenta de porqué lo hice venir? —negó con la cabeza —Porque
tú permaneces más sereno cuando estás cerca de él. Así que cuando te sientas
malhumorado o triste, busca a Gannicus y acaricialo. Hay una conexión entre los
animales y las personas que muy pocos comprenden. Quizá hemos perdido parte de
nuestra conexión con la tierra o será que esos seres especiales como tú… —le
dirigió un brillante sonrisa. —tienen un vínculo más allá de nuestro
entendimiento.
Edward se rio un poco.
—Me gusta acariciarlo.
—Por supuesto que sí. Yo
lo sé, por eso te pido que hagas eso cuando te sientas que estás perdiendo la
calma. —en ese momento se puso un tanto más firme y seria. —Ahora, también
debemos buscar algo alterno a tus actividades, pues si sabes de antemano que no
vas a poder hacer algo de lo que tienes planteado entonces buscas algo para
sustituirlo. Llámame, Edward. Me tienes a la distancia de una llamada. Jamás
dejaría de atender una llamada tuya. —estreché sus manos entre las mías. —Quiero
que entiendas algo: El hecho de que cada uno de nosotros estemos ocupados en un
proyecto personal, no quiere decir que dejemos de preocuparme por ti. Solo que
cada quién tiene ocupaciones y responsabilidades a las que hacerles cara. Eso
sí, voy a encargarme de que tu rutina se restablezca lo más pronto posible. No
siempre voy a poder estar yo o Esme o Carlisle, pero trataremos de llevar todo
lo más normal posible. ¿Te comprometes a ayudarme?
Asintió aparentemente
satisfecho.
—Pero tendremos que hacer
algunos cambios…
—Oh…—gimió pesaroso. A lo
cual ella tuvo que contener la risa.
De pronto Gannicus se
activó tanto como siempre. Comenzó a saltar entre ellos sin dejarlos hablar
bien. Bella se dio por vencida primero.
Palmeó la rodilla de él.
—Vamos, ángel. Hay una
disculpa pendiente con Esme. Luego podemos comernos un gran tazón de helado de
vainilla con galletas de canela. Saben mejor con lluvia.
Él sonrió y tomó la mano
que ella le tendió. La miraba con esos ojos repletos de adoración. ¿Cómo no iba
a amarla cuando solo ella sabía cómo calmarlo y alterarlo?.
Y mientras caminaban hacia
la cocina el ya no tan inmaculado ángel pensaba en lo placentero que era que
ella lo alterara en la cama. Cuando tenía esas mismas manos que ahora se
aferraban a ella como una tabla salvavidas, temblando enganchadas en la sábanas
después de haber poseído enteramente a lo que lo obsesionaba tanto: Ella.
Simple y magníficamente
ella. Su Guardiana y Custodia.
¡Ah, bendita sea la música cuándo
no se sabe qué escribir! En este caso mi amado Pablo Alborán.
Espero que les gustara este
nuevo alterno de Corazón de Cristal. Primero quería escribir desde el punto de
vista de Edward; pero preferí hacerlo de esta manera para que me permitiera
mostrar un poco de las emociones de los implicados en este corto relato. Lo
hice principalmente por ser este (todavía en Venezuela lo es. Son las 23:13
p.m.) El Día Internacional de la Concientización del Autismo. Y debo de reconocer que quién me impulsó a hacer esto fue mi Beta (tiránica) Rochii Hinojosa.
Tengo mucho que agradecer a
estas personitas especiales por inspirarme y a ustedes por abrirse conmigo
hasta el punto de compartir conmigo sus vivencias y experiencias de este tipo.
Sepan que valoro mucho esa confianza.
Espero que les haya gustado…y
si no, pues disculpen.
Besos y abrazos desde mi
preciosa, caótica y guerrera Venezuela…
Que hermoso shot me alegro en encontrarte otra vez
ResponderEliminarGracias a ti por seguirme hasta aquí, Blanca! Besos
EliminarHola Marie. Me alegro de que hallas vuelto a este mundo, te extrañaba (era una de tus lectoras silenciosas, jeje) y ahora que has medio vuelto, quisiera hacerte una pregunta: ¿Vas a seguir con Corazón de Cristal? Gracias por tu atención.
ResponderEliminarBesos también desde nuestra hermosa, caótica y guerrera Venezuela.
¡Suerte, paisana!
Hola, lectora silenciosa XD
EliminarGracias por ese apoyo durante todo este tiempo. Para responder a tu pregunta: CLARO QUE SI!!!! EL ÁNGEL VUELVE!!!
Te mando besos, abrazos y fuerza desde otro punto de nuestra Venezuela.
Nos leemos pronto, Paisana
Hola, lectora silenciosa XD
EliminarGracias por ese apoyo durante todo este tiempo. Para responder a tu pregunta: CLARO QUE SI!!!! EL ÁNGEL VUELVE!!!
Te mando besos, abrazos y fuerza desde otro punto de nuestra Venezuela.
Nos leemos pronto, Paisana
Que guay!!!material nuevo q leer.espero con ansia capi nuevo para saber los aveces de n uestro angel
ResponderEliminarQue bueno que lo disfrutaras!!! Nos leemos pronto XD
EliminarAwwww, Edward es muy tierno. Te lo juro, amo tu historia!!! Es una alegría siempre que publicas, gracias por regalarnos tu talento!
ResponderEliminarGracias a ti por leerlas con tanto cariño 😘
EliminarFascinante me encanta no sabes lo placentero que son leer cada vez estos capitulos nuevos me alegran los dias....Gracias cielo sigue asi..
ResponderEliminarNydia!!! Que bueno volver a verte! Un besote y gracias por seguir aquí.
EliminarMe encanta encontrarte otra vez.
ResponderEliminarQueria preguntarte como puedo hacer para que me lleguen notifocaciones de cuando actualizas?
Saludos desde Venezuela ��
Hola, Mari. Gracias por leerme. Para responder a tu pregunta; ve a la parte superior en donde dice suscribete. Coloca tu email y luego te llegará un correo para verificarlo. Y listo! Allí te llegarán las actualizaciones.
EliminarGracias por este nuevo capitulo primera vez que comento pero estoy tan feliz de que allas vuelto enserio amo corazon de cristal y a nuestro angel espero que subas el proximo capitulo pronto
ResponderEliminarMe encanto espero publiques pronto. Es lindo ver la historia desde la perspectiva de Edward...
ResponderEliminarHola, Reyna. Gracias a ti por leer. Un besote.
EliminarMe encanta leer cuando escribes sobre esta historia.lo haces tan bien. Consigues q si era lo Que Leo. Esperto pronto poder leer algo mas
ResponderEliminarCorrigo" consigues Que sienta Las emociones q Leo en Los personajes"
ResponderEliminarHola, Vasco3. Muchas gracias por esas palabras. Y me alegro que hayas desarrollado esa empatía con los personajes. Pronto habrá actualización.
EliminarHasta hoy me entere que dejaste fanfic pero que bueno que seguiras el fic amo a edward es tan tierno e infantil es un angel tan lindo espero que actualizes pronto eres una exelente escritora
ResponderEliminarHola, anónima ;). Muchas gracias por dejarme un lindo mensaje por acá. Seguiré el fic del Ángel muy pronto. Discúlpame la tardanza. Un besote.
Eliminarhola acabo de entrarme que estas acá. Sigues con el fic, me gusta mucho este Edward tierno e infantil. Quisiera seguir leyendo mas.
ResponderEliminarhola, Ailin. Muchas gracias por leerme e incluso por venir de FF.net hasta acá. Claro que seguiré escribiendo pero por varias obligaciones, no he podido retomar la escritura. Disculpa la tardanza y muchisimas gracias de nuevo por esa lealtad. Besos.
Eliminar¡Me encantó!
ResponderEliminarMe fascina esa delicada danza con la que te desenvuelves en las letras. Déjame decirte, querida, esto es arte en su expresión más pura. Sé que continuarás el fic, Yo, ¡Seré paciente!, y tú, ¡Sé escritora considerada y sácanos de este hilo!
Saludos desde mi fresca Argentina, nos estaremos leyendo :)
Hola, Anónima. Muchas gracias por esas palabras. Claro que continuaré el fic, pero se me ha hecho un poco difícil el poder volver a la escritura. Pero igual muchas gracias por el aliciente. Un beso desde mi caótica Venezuela hasta esa fresca Argentina tuya fresca que tanto me gustó.
ResponderEliminarHolaaaa, me encanta este fic, lo emepece a leer hace mucho tiempo en fanficion.net y luego aqui, pero veo que no has actualizado mas, lo vas a continuar?
ResponderEliminarSoy de Venezuela y entre todos estos problemas leer algo tan bueno como esto es un gran aliciente. Muchas Gracias.
Saludos
Hola, Karen. Primero que nada, Me MATASTE con eso de que en medio de la situación que atraviesa Venezuela, esta historia es un respiro para ti. En serio, me partiste el alma. Lamento no tenerte mejor noticias al no haber actualizado pero te prometo que si voy a continuar el fic. Muchísimas gracias por leerme y apoyarme.
ResponderEliminarSoy venezolana también y te puedo decir QUE SALDREMOS DE ESTO! Ánimo.
Besos, preciosa. Seguimos en contacto.