"ETERNAMENTE MÍA"
Comenzaba a tornarme un tanto impaciente pero finalmente Jasper llegaría en pocos minutos, me lo hizo saber cuando aterrizó su avión en el Aeropuerto de Manchester y por el tono de su voz, no venía de muy buen humor; los lugares en los que llovía constantemente no eran sus predilectos precisamente, pero eso no me importaba en lo más mínimo “Negocios son Negocios”; además le sentaría bien que se acostumbrara a la lluvia ya que en la península de Olimpic tendría que lidiar con ella a diario.
Así que…eso me hace un buen samaritano... ¿o no?
Finalmente sonó el timbre y abrí la puerta haciendo un ademan a mi asesor legal y financiero para que entre y así pueda resguardarse de la lluvia. El condenado me llevaba unos buenos dos siglos por delante de edad, pero apenas aparentaba unos diez años más que yo…Si acaso.
Estaba ataviado con unos vaqueros de Armani y una chemisse de Ralph Lauren de color azul marino, unos zapatos casuales de cuero negro que, por la pequeña H que tenían me di cuenta que eran unos Hermes a juego con el maletín que cargaba en su mano derecha. Decir que se veía mal era una gran mentira, pero no perdí demasiado tiempo alabando su forma de vestir ni su estampa; total…todos los vampiros solíamos ser hermosos para atrapar a las presas.
- ¡Bienvenido, Hale! ¿en dónde está tu maleta? – le tendí la mano y él estrechó la mía con fuerza y educación. Tal cual como era él, todo un caballero crecido en el sur del país pero letal como el veneno de la mamba negra.
- Gracias, Cullen. Y decidí viajar sin nada encima. Ayer tuve demasiado que hacer y nada de tiempo para preparar equipaje. Así que apenas terminemos aquí compraré algo en una de las boutiques y luego me iré al hotel.
Le palmeé el hombro con camaradería.
- Sabes bien que tengo un departamento al otro lado de esta ciudad y está totalmente amoblado, no tienes por qué irte a ningún hotel. Aquí no conseguirás nada cinco estrellas a lo que estás acostumbrado. ¡Vamos acepta, amigo! Es lo mínimo que puedo hacer por ti.
De buen gusto Jasper asintió y luego pasamos a la sala de estar, donde tomamos asiento en el sofá.
- Bien, Edward. Me gustaría comenzar con un repaso a tus propiedades e inversiones, así como a las oportunidades que veo, te serían útiles en cuanto a materia financiera.
Negué con la cabeza.
- Nada de eso me preocupa en lo absoluto, Hale. Sé que estoy en buenas manos. Y con respecto a las futuras inversiones, mejor me mandas los detalles por correo; a menos que las hayas traído en físico, solo así las leería luego. Hoy no tengo tiempo para ponerme ahondar en los negocios.
Jasper se removió expectante en su puesto y luego me interrogó con vehemencia.
De pronto recordé que el vampiro tenía el don de conocer y manipular los estados de ánimos de todos a su alrededor.
¡Demonios!
Me aclaré la garganta antes de hablar.
- Bueno…de lo que te iba a hablar era…
- Estás nervioso, Cullen. Por primera vez en todas las décadas que llevamos conociéndonos te veo así.
- ¡No empieces con la ayuda psicológica que lo detesto! – dije de manera brusca. Luego me dí cuenta de mi error – Lo siento, Jasper. No fue mi intención hablarte así. Es solo…- él me miraba con el ceño fruncido esperando por lo que le diría - ...Es solo que esta noche convertiré a alguien-Terminé de decir.
Nada. Eso fue lo que pasó por la mente de mi asesor. Absolutamente nada.
Tras un momento de silencio tanto verbal como mental él dijo algo sin pensarlo demasiado.
- ¿Estás seguro de...querer hacer eso?
Asentí. – Totalmente seguro.
- ¿Acaso crearás una compañera? – dijo mientras apoyaba los codos en las rodillas mientras seguía con la vista puesta en mí.
- Sí. – no quería aflojar más detalles pero tampoco creí que él dejara zanjar el tema de una manera tan escueta.
- Y la chica…eh… ¿Lo sabe?
Negué con la cabeza sin decir nada más.
Jasper se pasó una mano entre las ondas de su cabello dorado a lo Marilyn Monroe y me vio con cierto reproche.
- Me parece un tanto, o más bien completamente…moralmente inadecuado.-Ella al menos debería saber a que se va enfrentar. – dijo Hale con aires de romanticismo de los años victorianos.
Cosa que me sacó de mis cabales.
Me coloqué de pie de manera automática e hice ademanes que mostraban claramente mi exasperación.
- ¿Y acaso es más fácil decirle primero? ¿Y si dice que no? – me pasé los dedos entre el cabello y luego seguí - ¿Si se niega la mano? Lo siento mucho, Jasper. Pero no pienso arriesgarme y mucho menos tratándose de ella. Así que, es mía y punto.
Él se puso de pie con tranquilidad y me escrutó con la mirada, pude sentir su influjo de tranquilidad a través de mi cuerpo.
- No uses tus porquerías sedantes conmigo. Sabes que lo odio. No soy ninguna bestia que necesite un dardo. –dije de manera brusca.
- Lo siento. – pude escuchar en sus pensamientos y él se dio cuenta de cuánto la había embarrado al decir eso. – Pero aun no entiendo porqué me llamaste para que te aconsejara si ya has decidido lo que vas a hacer con ella.
Me encogí de hombros sin una respuesta suficientemente racional a eso, entonces contesté lo primero que me pasó por la cabeza.
- Supongo…que como mi asesor en todo, y como la única persona más cercana a mí, aparte de algún otro ser viviente…creí que me apoyarías, aunque sinceramente pensaba hacerlo aunque no me apoyases, sin embargo quería saber lo que opinabas.
En ese momento me odié por mostrarme como una mariposa de jardín. Todo blandengue.
- No eres débil por contarme esto, Cullen. ¡Yo te considero un amigo!, y esta son la clase de cosas que hacen los amigos. No te preocupes.
- Se supone que el que lee las mentes soy yo.
- Sí. Pero olvidas acaso que, ¿El que lee y manipula emociones soy yo? – ironizo con falsa fanfarronería.
- Siempre eres un engreído bastardo en estos momentos. – dije con una sonrisa de camaradería. No porque me hubiese conmovido sus palabras, sino porque tuve que aceptar que de cierta forma tenía razón.
-Sí. Mátenme por cursi.
Hablamos un poco más acerca de cómo iba a proceder y para cuando había fijado la fecha del codiciado momento. Se quedó petrificado cuando le dije que era esa misma noche, jah…como si fuese muy difícil imitar una maldita roca gélida.
La conversación se extendió bastante, y después de dos horas tuvimos que darla por terminada.
Proseguí a arreglarme para salir a buscar a Isabella y traerla a la casa y a la “vida” que de ahora en adelante serían suyas…y por extensión mías también.
- ¡Edward! – dijo mi Isabella cuando aparecí en su puerta casi de improviso.
Digo “casi” porque si bien ella sabía que iría por ella para llevarla a mi casa, pues no estaba informada de la hora a la que acudiría.
Eran las siete más cuarto cuando atravesé el umbral de su puerta con la sonrisa más resplandeciente que me broto del alma, si es que tengo una. Al fin y al cabo eso no importaba pues dentro de pocas horas finalmente estaría completo. Tendría a Bella por toda la eternidad.
Sería mía y solamente mía.
Se encontraba vestida solo con una bata de salto de cama color verde turquesa, se ajustaba de una manera exquisita a cada curvatura de su cuerpo, el cual también seria mío muy pronto.
Para ella no pasó desapercibido que la estaba mirando con deseo.
- Amm…este…aun no termino de arreglarme. – cuando subí mis ojos a su cara me percaté del rubor adorable que había en sus mejillas. Sentí que algo se estremeció en mi zona sur pero tuve que aferrarme a mi autocontrol.
<<…solo espera un poco más…solo un poco más y podrás tenerla como la has querido desde el primer momento…>> me repetía a mis adentros.
- Siento si te incomodé…-¡Si, claro! - es solo que…tener una Venus cerca de mí y no admirarla es bastante difícil.
Bella se sonrojó más y se acercó a mí para depositar un casto beso en mis comisuras.
- Gracias eso es muy halagador. – musitó en tono bajo. – Voy a terminar de arreglarme para que nos vayamos a tu casa. ¿Sí?
<<Dirás Nuestra Casa>>… - Sí, vamos a mi casa. Puedes llevar algo si quieres pasar la noche conmigo. – dije en tono sensual.
Y como réplica a ello recibí una respuesta que me causó una erección instantánea.
- Esta noche la pasaré contigo, Edward. – dijo Bella con la mirada más abrasadora que me había dedicado hasta el momento.
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En cuanto llegamos la dejé ponerse cómoda. Pasó a mí…nuestro dormitorio; solo que ella aún no lo sabía; y se cambió mientras yo esperaba por ella en la sala de estar.
Decir que estaba nervioso es poco. Sentía entumecido cada hueso de mi cuerpo como si eso pudiese ser posible. Creo que de haber podido transpirar de seguro lo hubiese hecho.
Media hora después, Isabella salió luciendo un exquisito babydoll de color blanco con un encaje inocentemente sensual. Lo recordaba muy bien. En una de mis primeras visitas ilícitas a su apartamento me topé con ese y otros dos conjuntos más. Reservé uno para mi “uso personal” por así decirlo.
Isabella se tiñó de un rubor color rosa en sus mejillas y se concentró en mi mirada. Hubiese dado lo que fuese por poder leer su mente en aquel instante.
Le dediqué mi sonrisa torcida favorita antes de hablar, y noté como se quedaba sin aliento.
- No sabía que la seducción y la inocencia podían comulgar de manera tan perfecta. – me puse de pie y le acaricié su mejilla a lo que su cuerpo reaccionó estremeciéndose – Solo Dios sabe cuánto deseo hacerte mía.
Y maldito fui al decir eso, mi voz ni siquiera tembló.
Ella pareció pasmarse al momento en que dije aquello y luego bajó la mirada.
- No soy nada especial, Edward. No sé cómo ni por qué insistes en hacerme sentir como si fuese única. Soy una mujer común y corriente.
- No sabes lo que dices, Isabella.- me pegué a sus labios y hablé entre ellos. – Durante años esperé que apareciera alguien aunque fuese un cuarto de lo que tú eres. Y me alegro de haberlo hecho; de lo contrario puede que no me hubiese dado cuenta de que tú eras la que yo buscaba.
Sus ojos se pusieron vidriosos y casi me arrepentí de haber dicho aquello. Quería que la noche transcurriese entre deseo y eternidad; no con sentimentalismos absurdos. Y no me refería a ella sino a mí.
- No quiero que llores…- le abracé y deposité un beso en su coronilla. –Quiero que esta noche sea de pura alegría. Ya que será “la primera de nuestra vidas”. – no sé si Bella logró captar el énfasis en mi frase, pero no dijo nada.
Ella asintió y me tomó de la mano. Me guió hasta mi dormitorio en donde se agachó en frente de mí para deshacerse rápidamente de mis zapatos y calcetines. Se anotó unos cuantos puntos al darme un exquisito masaje en los pies que hizo que mi sexo quisiera romper mi bragueta y darse una buena liberada. Luego subió hasta mi camisa de manga larga y despacio abrió los botones de mis puños mientras se sentaba en mi regazo y retorcía sus caderas contra mi erección.
Su roce me envió unas sensaciones que me acercaron bastante a Dios, aunque sabía que estaba muy lejos de él desde hacía mucho tiempo atrás. Pero ella parecía capaz de darle luz a mi oscuridad. Éramos como dos partes de un todo. Lo celestial y lo perverso. Lo divino y lo sacrílego.
- ¡Bella! –gemí en su cuello y lo mordí con suavidad tentándola, ¡y por todo lo celestial!, que me echen al inframundo si no funcionó.
Sus manos desabrochaban los botones de la parte frontal de mi camisa. Uno a uno.
Halé sus cabellos con cierta rudeza pero no se quejó, por el contrario gimió contra mis labios y allí aproveché para introducir mi lengua y degustar su calidez húmeda.
Nos exploramos…nos compenetramos y nos entregamos. Todo en un beso largo y apasionado.
Cuando me di cuenta hasta donde habíamos llegado, Isabella me tenía abierta la bragueta de mi pantalón e introdujo la mano en mis bóxers para acariciar mi pulsante erección.
Hice acopio de mis fuerzas y la volteé sobre la cama y me deshice con presteza de su sugerente encaje blanco. Unos erguidos y hermosos pezones rosados me saludaron e invitaron a saborearlos.
¿Para qué ser maleducados cuando “esa clase de gentileza” te brota al natural?
Sorbí y besé a mi antojo, disfrutando del manjar que esa piel cremosa me proveía.
- Edward…me estás…matando…- dijo en cuanto mis labios se desplazaron de un pecho a otro.
Se arqueó.
- No, mi preciosa Bella. Solamente te doy placer como no has conocido jamás. – mi ego necesitaba hacer una declaración y optó por ese momento en particular.
- Jamás. – repitió ella mientras enterraba los dedos entre mi cabello.
Mientras nuestros sexos se acariciaban y mis labios hacían lo propio con sus magníficos pechos, fui percatándome de algo, si dejaba que las cosas siguieran su curso dentro de poco estaría dentro de ella y quizá podría herirla.
No podía permitir eso. Tenía que alejarme…
Pero entonces Bella se frotó firmemente contra mi miembro y acabó con mi raciocinio. Hacia atrás…hacia adelante…luego más rápido…
Ambos jadeamos y nos fundimos en un beso voraz.
Mientras ella me demostraba cuan cerca estaba del orgasmo yo me deleité en el roce húmedo y caliente que me ofrecía su delicada intimidad.
Gemimos sin tapujo alguno cuando alcanzamos el éxtasis juntos y en ese preciso instante mi naturaleza se hizo presente.
La mordí en la yugular y disfruté del sabor de esa sangre dulce que manaba para mí. Al principio grito pero como los espasmos no remitían no se alejó.
Estaba totalmente perdido bajo la seducción del elixir que la sangre de Bella me proporcionaba; pero mi mente forzó a mi cuerpo a despejarse, así que paré de beber y dejé correr mi ponzoña por sus venas. Comenzó a retorcerse bajos mis manos como si se estuviese quemando. Y si al caso íbamos…se sentía de esa manera.
- ¡Me quemo, Edward! ¡me quemo! – graznó ella entre gruñidos y quejidos.
Acaricié su cabello como si eso pudiese calmar ese dolor. Pero sabía muy bien que esa agonía no la calmaba ¡nada, ni nadie!, solo debía esperar hasta que terminase la transformación.
- Shhh. – le susurré al oído. – Todo saldrá perfecto hermosa. Todo irá bien. Desde ahora estaremos juntos por y para siempre. Y luego voy a acariciar tu alma con las palabras adecuadas para que entiendas que la eternidad no significa nada si no estamos juntos para disfrutar de ella.
Dicho esto bastaba esperar dos cosas:
Que la agonía de Bella terminara en tres días, y que mi maldita soledad se desapareciera de una vez y para siempre.
De ahora en adelante todo sería perfecto, pues ya tendría lo que quería: A mi bella convertida en una maravillosa inmortal solo para mí y por toda una eternidad.
Ya nada podría salir mal. ¿No es cierto?
Sé que tienen ganas de matarme por tardarme tanto, niñas. Y no les quito la razón. Pero mi tesis me reclama. Cuando salga de eso podré escribir tranquilamente.
Este capítulo se lo dedico a las personas que me dan su apoyo por Fanfiction.net. a todos aquellos que me han incluido en sus autoras favoritas o en sus historias favoritas. No saben lo mucho que me fascina leer cada review que me dejan. Gracias por eso.
Y gracias también a las que se toman un minutito de su tiempo para dejarme un comentario de aliento en mi blog.
Para todas…mis eternos agradecimientos y…Ahora es que queda historia ;)
¡Besos!
Lo amee *_*
ResponderEliminarquiero qe me conviertan asi!!! *_*
no me quejariaa xD... me puedes mandar a Edward? :P
aunqe el debio decirle /:
oie siempre que con eso de las 7 actualizaciones diarias? :P
te adoroo hermanaa!!
ahhhh me encanto este capi pero digo no le podia decir t voy a morder y vas a hacer mia for ever nada mas asi corto jajajaja pero nada es d pocas palabras el hombre jajajaja me encanto el capii segui asi en espera del otro :P
ResponderEliminarwowwwwwwwwww...
ResponderEliminarsin aliento!!! estoy emocionada, frustrada y mi corazon late a mil por hora...
no t imaginas lo q me haz hecho esperar para este maravilloso capi y la miel sigue en mis labios y aun no me recupero, estuvo genial, perfecto, maravilloso... ojala y pudieras tener tiempo mas seguido pero si pues, la vida no solo esta al frente de una compu y d hecho q si tienes q terminar tu tesis o alguna otra cosa importante debes hacerlo... yo y todas tus fans de seguro vamos a esperar ansiosas y con todas las ganas de leerte porq eres una genia.. sin mas te deseo la mejor de las suertes y todas las bendiciones!! un abrazo fuerte y una fantuya desde Peru, cuidate un montonaso y superate cada dia
besasos!!
Ale!!
Hola encanto me alegro que estes de vuelta y trnaquila que todos comprendemos que tienes obligaciones y dios quien no las tiene...Me encanto el capitulo pero que pensara Bella al respecto será todo normal?...Besos...Sigue asi...
ResponderEliminarHacer bien una tesis para titulación profesional es una gran responsabilidad, así que es loable el gran esfuerzo que haces al no descuidar tus historias a pesar de hacer tu tesis.
ResponderEliminarFue un capítulo emocionante. Esperaré ansiosa las actualizaciones de tus otras historias.
... Considero que Lizzi merece una sesuda respuesta a su pregunta... quizá te pase como a mí: de primer impacto su propuesta parece espeluznante, pero cuando lo consideras de nuevo su propuesta puede parecerte razonable... ja ja
Que estés bien.
Oh Marie gracias! gracias, gracias, muchas gracias, por escribir este capitulo para estas lectoras obsesionadas, a pesar de que tienes todo el asunto de tu tesis encima. eres genial!!! inmensamente fabulosa!
ResponderEliminarEste capitulo me dejó en Shock. pasión y terror, una combinación letal... pero bueno, así es nuestro Eddie. que pasará cuando Bella despierte?, lo querrá a su lado?, o de lo contrario lo odiara por convertirla y arrancarle su vida humana. ayyy cielos!! ya quiero leer el siguiente.
Un Besito desde Colombia de parte de una fan más.
Tati Gómez
Hola nena, gracias por actualizar, estaba esperando que actualizarás este fic. Te quedó super el capi, Edward pensando que todo va a salir bien, cuando de seguro Bella no va estar muy contenta con la transformación. Espero que no tardes mucho en poner el próximo, aunque es comprensible por lo de tu tesis. Saludos
ResponderEliminarwowwwwwwwwww que gran capitulo me encanto hay que pasara luego de que termine su transformación...lo querra igual? bueno espero con ansias el proximo capitulo
ResponderEliminarbesos
pooooorrr favor publica el siguiente capitulo !!!!! me voy a morir de la inanicion !!! quiero saber que piensa ella cuando descubre que se ha enamorado de un mounstro!!
ResponderEliminarcapitulo 9--- por favorrr!!!!!!!!!!
ResponderEliminarhola que onda !!! que buen fic. cuando publicas el cap sigte??? pronto pronto plis!! besos!!
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