miércoles, 5 de mayo de 2010

Tercer Capítulo


Capítulo III
(Basado en la canción de Donato y Stefano: Somos tú y yo).

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Cuando el pequeño estanque adquirió un tono perlado con el amanecer, pensé en hacerle otra pregunta.
-         ¿Cuánto durará todo esto? Quiero decir, Carlisle y Esme, Em y Rose, Alice y Jasper…no se pasan todo el día encerrados en sus habitaciones. Viven una vida pública completamente vestidos durante un tiempo.  – Me retorcí para pegarme más a él, lo que era algo parecido a un cumplido, en realidad, para dejar bien claro qué era de lo que estaba hablando -. ¿Es que esta… ansia se acaba alguna vez?
-         Eso es difícil de decir. Todo el mundo es distinto y, bueno, tú eres de lejos la más diferente de todos. Por lo general; los vampiros neonatos están demasiado obsesionados con la sed para notar alguna otra cosa durante un tiempo. Esto no parece aplicarse a ti. Volviendo a ese vampiro promedio; después del primer año, aparecen otras necesidades. En realidad, ni la sed ni cualquier otro deseo desaparecen. Es simplemente cuestión de aprender a equilibrarlos, aprender a priorizarlos y a manejarlos.
-         ¿Cuánto tiempo?
Él sonrió, arrugando un poco la nariz.
-         Los peores fueron Rosalie y Emmett. Me llevó una década larga poder soportar acercarme a ellos a menos de un radio de dos kilómetros. Incluso Carlisle y Esme tuvieron dificultades en aceptarlo. De hecho, echaban a la pareja feliz de vez en cuando. Esme conocía los gustos de Rose igual que conocía los tuyos.
-         Así que… ¿unos diez años entonces? – Estaba bastante segura de que Emmett y Rosalie no tenían nada que ver con nosotros, pero podría haber sonado jactancioso de mi parte si pretendía alargar la cosa más de una década -¿Después todo el mundo se vuelve normal? ¿Cómo son ahora?
Edward sonrió de nuevo.
-         Bueno, no estoy seguro de a qué te refieres con normal. Tú has visto a mi familia desenvolverse en una vida que casi podíamos considerar humana, pero te has pasado las noches durmiendo – me guiñó un ojo - Cuando no tienes que dormir hay una cantidad tremenda de tiempo disponible, lo cual hace bastante fácil… equilibrar tus intereses. Por eso soy el mejor músico de la familia, después de Carlisle, el que más libros ha leído y el que más idiomas habla. Emmett puede que te haya hecho creer que soy una sabelotodo porque leo la mente, pero la verdad es que soy el que más tiempo libre ha tenido.
Nos echamos a reír a la vez, y el movimiento que provocaron nuestras carcajadas tuvo como consecuencia cosas bastante interesantes al modo en el que nuestros cuerpos estaban conectados, preparados para dar por concluida la conversación de forma muy eficaz.
Regresó esa corriente que arrasaba con cualquier pensamiento coherente. Solo Edward tenía el poder de crear en mí una adicción insaciable. No podía cansarme de su roce, sus besos o sus caricias. Me era totalmente imposible.
Nos besamos con un amor tan apasionado que rápidamente nos llevó a dejar libres nuestros deseos reprimidos. Nuevamente. Este amor desnudo, que tiene mi mundo. Que es verdad completa y que es calor de hoguera.”
Lo empujé para cernirme encima de él sin dejar de besarlo por un instante siquiera. Sus manos oscilaban entre suaves caricias en mi espalda y mi trasero. Lo sentía tan suave como la seda y tan firme como el acero.
En cambio, mis manos lo apretaban fuerte contra mí. No dejaría que se alejara de mí jamás. Ya no podría; mi existencia dependía de eso.
Su fuerte erección estaba posicionada entre mis muslos, lista para que él me hiciera suya de nuevo. Pero esta vez fui yo quién tomó las riendas. Me separé de sus adictivos labios y me senté sobre su miembro. Ambos gemimos al unísono. Deslizó sus manos a mis caderas para dirigir mis movimientos.
No lo dejé.
Me aproveché de mi fortaleza de neonata para tomar fuertemente sus manos y colocarlas encima de su vientre.
-         Siempre has sido el más fuerte – le dije sin cesar en mi exquisita faena -…ahora me toca a mí.- Y reí con ganas. Arqueando la espalda por las intensas sensaciones.
Él estaba demasiado excitado para hablar con claridad. Pero se las arregló para contestarme.
-         Es solo…por un…año - dijo entre jadeos.
Escucharlo así me encendió hasta el último milímetro de mí ser.
-         Bueno…cuando acabe, podrás aprovecharte de mí. – repuse con una sonrisa en la boca y un deseo exacerbante en la mirada.
Él sonrió de nuevo.
Estaba deleitado. Observando la vista que le proporcionaba esta posición.
-         ...Así será - me dijo, ya casi mudo.
Como vi que estaba a punto de terminar, decidí moverme lentamente. Solté sus manos para poder llevar las mías a mi cabello. Lo revolví sugestivamente y me fascinó ver como su mirada se tornó posesiva y encantadoramente deseosa.
Luego las deslicé hasta mis pechos para provocarlo más. Funcionó. Intentó tocarme, pero hábilmente y con una sola mano, devolví las suyas a donde estaban anteriormente.
Gruñó con desesperación. Reí con malicia.
Con una mano mía sujetando las suyas, la otra acariciando mis senos y con él en mi interior me era difícil controlarme. Porque al torturarlo a él me torturaba a mí misma; pues yo estaba tan prendida como Edward.
Así que mis movimientos comenzaron a subir su velocidad y a aumentar su profundidad. ¡Dios lo amo y lo necesito tanto! Este amor se multiplica y en silencio resucita. Lo que un día fue prohibido hoy es más que nuestra vida.”
Estaba cabalgando encima de él sin tabúes, sin límites, solo con las ansias y el deseo que me corroían por este ser tan perfecto. No sé cómo lo hacía pero a cada instante lo amaba más y lo deseaba aún más. Este amor que es suficiente, este amor que es tan sumiso, este amor que se desborda en mí.”
Ya el calor más recalcitrante carcomía nuestros cuerpos. Los movimientos eran intensos. Sentía muy profunda cada entrada que le permitía a su miembro. Aumenté más mi insistencia contra su virilidad y ambos gemimos cuando alcanzamos el orgasmo al mismo tiempo.
Me acosté en su glorioso pecho por un instante. Luego me tendí a su lado, dándole la espalda.
Se volteó hacia mí, y me pasó el brazo por la cintura. Su contacto siempre fue como el agua que calma la sed. Totalmente necesario. Este amor que nos moja en su delirio y se anuncia en las paredes. Este amor que es compañía”
-         Gracias por esa vista – me susurró pícaramente al oído - Fue fabulosa - Y me besó en la mejilla con ternura.
Sonreí satisfecha.
-         De nada. De todas formas yo también disfruté de la que yo tenía -  Y lo decía en serio. No había nada como ver ese hermoso pecho que parecía haber sido esculpido. Y ni hablar de sus gestos que me encendían mientras él se acercaba más al clímax.
Giré solo mi rostro y atraje el de él hacia mí para poder besarlo. Que dulces eran sus labios, tenían un sabor exquisito que no se encuentra en ningún otro lado. Pero no estaba dispuesta a compartirlo. Edward era mío y de nadie más.
Sus manos se dirigieron a mis senos y me calenté de nuevo. Los acariciaba como solo él podía hacerlo. Gemí y fueron tantas mis ansias de él, que mordí su labio inferior. No sé si lo lastimé, lo que sí puedo decir es que eso lo desquició.
Me penetró con fuerza. Ya no había sutileza en sus actos. Solo pasión y necesidad.
Mientras sus manos recorrían con fuerza mis senos, me poseía con profundas estocadas. Era la gloria. Podría morir en ese momento y sé que no habría en el mundo una muerte mejor que esa. Con Edward en mi interior. En mi intimidad. “Somos tu y yo, haciendo sol y primavera. Viviendo cada noche eterna. Sin quién nos detenga. Somos tu y yo, haciendo del amor un beso, fundiéndonos en un te quiero. ¿Y qué importa el tiempo?”
Me pegué aún más a su costado y él me sujetó con fuerza por la cintura mientras seguía entrando y saliendo de mí con violencia. Sin reparos.
Nuestros jadeos y gemidos inundaban la habitación. El deseo insaciable del uno por el otro llenaba el ambiente de un erotismo singular, que nos devoraba en carne viva.
Los dos jadeábamos en busca de aire. Mis manos tenían vida propia y encontraron sus testículos firmes y duros por la excitación. Los masajeé con más lujuria que ternura y en respuesta llevó las suyas a mi húmeda intimidad y trazó círculos de forma contundente.
Y fue entonces cuando llegué al orgasmo, gemí con una fuerza descomunal. Él necesitó de dos estocadas más para acompañarme. Pero ni así dejamos de tocarnos.
Nuestras manos seguían en nuestras zonas sur respectivas. Y nuestras caricias frenéticas se intensificaron.
Lo sentí llegar. Era nuestro segundo clímax en pareja del momento. Ambos lanzamos un grito ahogado que resonó en toda la cabaña.
Estaba en el paraíso. Un lugar en el que solo podría estar si Edward permanecía conmigo. Este amor de multitudes que nos llena y nos alude. Que camina en nuestras venas y que nos trae por las nubes. Este amor de luna llena. Que nos toma en sus cadenas.”
Nos mantuvimos en silencio por un largo rato. Mientras que recuperábamos el control.
Luego me volteé hacia él. Abrazándolo.
-         ¿Sabes? Todo esto es como un cuento de hadas. En donde tuvimos que pasar por encima de muchos villanos para poder estar juntos. – le dije.
Él me miró serio y con una mirada indescifrable.
-         ¿Pasa algo malo?
Su cara se volvió cálida.
-         No, por el contrario. Solo que recordaba lo mucho que me costó conseguir a mi reina. Y ahora que la tengo no la pienso dejar ir. Antes muerto.
Me apretó aún más contra su pecho.
¿Cómo no amarlo?, si era lo más perfecto que alguna vez pude haber merecido. Y si yo era su reina, él indiscutiblemente era y sería por siempre Mi Rey.
Le puse un dedo en la comisura de sus preciosos labios.
-         Shhh. No hables de muerte. Que en este cuento de hadas, tanto el rey como la reina, viven por toda la eternidad.
-         Te amo infinitamente – me juró Edward.
-         Y yo te amaré más que eso. -  Y me apresuré a besarlo para no darle tiempo para réplicas.

“Qué no se acabe el amor. Que sea un cuento sin fin. Que sea un sueño de dos. Que tenga un final feliz. Que se hace todo ilusión y pertenece a un solo corazón”.






6 comentarios:

  1. OHHH....Marie..gracias por este fics..hermoso.
    Me alegró leerte...espero que pases por mi Blog te espero alli...

    No te olvides..
    LLevó tu Banner afiliame preciosa...
    con cariño de ROHAYHU

    ResponderEliminar
  2. awww, que ternura *----* siempre he creído la tía Meyer dejó varios cabos sueltos en la historia de Bella y Edward ^^ pero me gusta pensar que de verdad existe un happy forever and ever para ellos dos.

    Besotes! Gracias por la lectura ^^

    ResponderEliminar
  3. K BONITO!!!!!!!!!!!!!!11 me encanto ... pero el capi 2º no me abre!!!!:(

    ResponderEliminar
  4. Marie...el problema está arreglado..perdón por eso..y puedes pasar a leer el segundo cap...besos

    ResponderEliminar
  5. sii ya lo lei!!!1 perfecto!!!!!!!!!!:)

    ResponderEliminar
  6. oh Dios!!!
    tierno, bien escrito, super hot y sobretodo muy Cullen (por q Belss ya es cla señora Cullen) de veras q tu magia es increible
    te sigo leyendo un abrazote...
    por cierto me considero tu fan despues de este Three shot...
    besitos!!

    ResponderEliminar